El Instituto Peruano de Economía (IPE) ha publicado la primera edición del Índice Regional de Brechas de Género (IRBG) 2024, un estudio pionero que mide las disparidades entre hombres y mujeres en las 25 regiones del país. El resultado es contundente: en promedio, el Perú registra una brecha de género de 32.5 puntos, lo que evidencia que, pese a ciertos avances en educación y salud, las mujeres continúan enfrentando serias restricciones en su acceso a oportunidades y recursos.
Asimismo, el 40% de las mujeres peruanas no regresa al mercado laboral después de tener su primer hijo, lo que agrava la brecha salarial: en 2023 los hombres ganaban en promedio 28% más que las mujeres. Estas desigualdades son más profundas en el ámbito rural, donde el 17.1% de las adolescentes entre 15 y 19 años ya son madres o están embarazadas, casi el triple que en zonas urbanas. La falta de autonomía económica también es evidente: el 38.9% de las mujeres rurales no cuenta con ingresos propios, frente al 26.6% en áreas urbanas.
El acceso a espacios de poder tampoco escapa a la inequidad. Apenas el 5.4% de las alcaldías está liderado por mujeres, y solo dos de las 25 gobernaciones regionales están a cargo de ellas. Aunque el país cuenta con una Política Nacional de Igualdad de Género (PNIG) desde 2019, la implementación de esta estrategia enfrenta limitaciones presupuestales y de gestión que frenan cambios de fondo.
Las regiones que lideran y las que más rezagan
El ranking del IRBG 2024 también revelan que las regiones costeras del centro y sur son las que presentan menores brechas, con Ica, Lima Metropolitana y Moquegua a la cabeza. En el otro extremo, Cajamarca, Huancavelica y Amazonas figuran entre los últimos lugares, consolidando un patrón de desigualdad en zonas rurales y de menor competitividad económica.
El informe también señala una correlación directa entre desigualdad de género y bajo nivel de competitividad regional. Nueve de las diez regiones menos competitivas del país también están entre las más desiguales en el IRBG, lo que sugiere un círculo vicioso: donde hay menos desarrollo económico, la inequidad de género es más marcada.
Cajamarca: la desigualdad más profunda
Con 39.7 puntos, Cajamarca ocupa el último lugar del ranking nacional. La región enfrenta serias dificultades en el mercado laboral (53.7 puntos de brecha), con bajos niveles de formalidad, empleo adecuado y la mayor disparidad salarial del país. En poder y toma de decisiones la situación no mejora: apenas hay presencia femenina en cargos políticos o empresariales, lo que deja a Cajamarca en el último lugar de este pilar (51.6 puntos). A ello se suma un preocupante deterioro en educación, donde ha perdido 11 posiciones desde 2020 en asistencia a primaria y calidad del aprendizaje en secundaria.
Huancavelica: mejoras en salud, retrocesos en autonomía
La segunda región con mayor desigualdad (38.1 puntos) muestra un panorama mixto. Ha logrado avances en el pilar de salud, alcanzando el primer lugar nacional gracias a la reducción de la anemia infantil. Sin embargo, sufre un retroceso en autonomía individual, con un incremento en casos de feminicidio y altos niveles de violencia contra la mujer. También presenta serias brechas en acceso financiero (44.8 puntos), con bajos niveles de afiliación al sistema de pensiones y acceso al crédito.
Amazonas: fecundidad adolescente y mortalidad materna
Amazonas (37.6 puntos) concentra sus mayores retos en autonomía individual, donde alcanza una brecha de 62.1 puntos. La región lidera negativamente en fecundidad adolescente y registra una de las tasas más altas de mortalidad materna. Si bien ha logrado avances en representación política local —con más regidoras electas— y en inclusión financiera, la desigualdad estructural sigue siendo pronunciada.
El caso de Piura: luces y sombras en la lucha por la equidad
Piura ocupa el puesto 13 en el ranking nacional, con un puntaje de 32.7 puntos, apenas por encima del promedio del país. Su desempeño es heterogéneo según los pilares evaluados.
El mayor desafío se encuentra en el mercado laboral. Piura ocupa el puesto 23 en este pilar, con una brecha de 48.6 puntos, lo que la convierte en la tercera región con mayor desigualdad laboral del Perú. El problema más crítico está en la remuneración justa para las mujeres. Según el IRBG, Piura figura como la penúltima región en brecha salarial, lo que significa que las trabajadoras piuranas perciben ingresos considerablemente menores que los hombres por desempeñar funciones equivalentes. Esta situación se agrava por el bajo nivel de formalidad laboral en la región, lo que expone a las mujeres a empleos precarios, sin beneficios sociales ni acceso a sistemas de protección como pensiones o seguros.
📊 Piura: Brechas de Género en detalle (IRBG 2024)
Dimensión | Situación en Piura | Comentario |
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Empleo | Brechas en participación laboral femenina (mayor informalidad y menor acceso a puestos estables). | Muchas mujeres trabajan en el sector comercio y servicios con alta precariedad. |
Salud | Acceso desigual a servicios de salud sexual y reproductiva. | Persisten limitaciones en zonas rurales y de frontera con Tumbes. |
Educación | Cobertura aceptable en primaria y secundaria. | Sin embargo, baja permanencia en estudios técnicos y universitarios entre mujeres rurales. |
Remuneración | El mayor desafío. Mujeres ganan 27% menos que los hombres en promedio. | La brecha se amplía entre madres trabajadoras y trabajadoras rurales. |
En contraste, la región obtiene mejores resultados en otros pilares:
- Educación: puesto 11, con una brecha de 29.7 puntos, reflejando avances en alfabetización y asistencia escolar.
- Salud: puesto 13, con 14 puntos de brecha. Pese a retrocesos en algunos indicadores, Piura mantiene un logro destacado: desde 2019 ha logrado cerrar completamente la brecha en anemia infantil, un hito a nivel nacional.
- Poder y Toma de Decisiones: puesto 12, con 40 puntos. A pesar del retroceso en el ranking, ha alcanzado el cierre total de brechas en la elección de regidores.
- Acceso Financiero: puesto 6, con 23.8 puntos. Si bien descendió seis posiciones desde 2019, se mantiene como una de las regiones con mejores niveles de inclusión.
- Autonomía Individual: puesto 13, con 40.1 puntos. Ha escalado doce posiciones desde 2019 gracias a la reducción en indicadores sensibles como mortalidad materna, fecundidad adolescente, violencia familiar y feminicidios.
El caso piurano ilustra un dilema clave: mientras la región muestra progresos en salud, educación e inclusión financiera, el techo de cristal laboral persiste con fuerza, limitando las oportunidades económicas de las mujeres y perpetuando una brecha que no solo es de ingresos, sino también de bienestar y dignidad.