Han pasado ocho años desde que el fenómeno de El Niño Costero devastó Piura en 2017, pero la ciudad continúa inundándose incluso con lluvias menores a 20 milímetros. La promesa de una solución integral para controlar el río Piura sigue sin concretarse y, peor aún, se ha diluido entre concursos fallidos, gastos millonarios y proyectos desconectados entre sí.
“El Perú ha perdido 584 millones de soles en un plan que nunca salió”, sentencia el ingeniero Ronald Ruiz, miembro del Colegio de Ingenieros de Piura y experto en Gestión Ambiental en nuestro último programa de Piura Sostenible. La historia de este plan no empezó en 2017, sino muchos años antes. Entre 2002 y 2003, especialistas locales junto a la cooperación alemana (GTZ) diseñaron una propuesta clara: intervenir la cuenca alta del río —la zona de causalidad— para evitar que enormes volúmenes de agua lleguen al centro de la ciudad. Para ello, plantearon la construcción de polders (espacios de escape para el agua), reservorios satélites y reforestación en zonas clave de las cuencas altas.
“Ya en 2003 sabíamos qué hacer”, afirma Ruiz. Tras el desastre del Niño Costero, en abril del 2017, esta propuesta fue actualizada y formalizada, con respaldo técnico y ordenanzas regionales que la declararon de prioridad. La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) la acogió como referencia. Sin embargo, los avances se detuvieron pronto.
Un concurso fallido y un contrato millonario perdido
El primer gran intento por ejecutar el plan lo lideró el consorcio español Inundaciones Piura, que ganó un concurso, pero no cumplió los plazos y, tras revelarse que presentó información falsa para adjudicarse el proyecto, le rescindieron el contrato en 2019. “Nunca completaron los modelos hidrológicos ni hidráulicos para simular el comportamiento del río”, explica el ingeniero Ruiz Chapilliquén. La falta de capacidades en el equipo supervisor obligó a rescindir el contrato en 2019; y más tarde hacer lo mismo con la empresa alemana Fichtner.
Fue entonces cuando la ARCC firmó un convenio de gobierno a gobierno con el Reino Unido, por 584 millones de soles. Pero, según Ruiz, el trabajo fue decepcionante: “El plan entregado en 2022 fue una copia mal hecha del de 2017 que habíamos hecho nosotros. No tenía coherencia técnica ni un enfoque verdaderamente integral”, precisó. «La Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), que ahora reemplaza a la ARCC en esta labor, ha confirmado que el documento no sirve», añadió.
“Con esos 584 millones ya podríamos tener un reservorio ejecutado en el Alto Piura, un polder funcionando y cientos de hectáreas reforestadas”, dijo el experto en gestión ambiental. Pero nada de eso se ha hecho. A su juicio, se ha optado por proyectos aislados, sin articulación ni visión de largo plazo.
Además, hay una desconexión preocupante entre el plan del río Piura y el proyecto de drenaje pluvial para Piura Centro. Esta iniciativa, que cuesta más de 100 millones de soles, contempla motobombas, cisternas y tuberías, pero no está vinculada al control del caudal del río. “Es como botar plata al agua también. No va a servir de nada si no se baja el caudal del río desde la cuenca alta”, advierte.
Ruiz responsabiliza a varios factores: una “burocracia indolente”, autoridades con visión cortoplacista, centralismo limeño y una corrupción enquistada en todos los niveles. Pero también cree que la sociedad civil tiene un rol crucial, “Si los propios damnificados por las inundaciones y las sequías no hacen suya la propuesta integral, esta nunca se va a ejecutar”, advierte. Solo con presión ciudadana, afirma, se podrá romper la inercia del sistema y evitar que Piura se inunde cada vez que llueva.
“El plan ya está. Solo falta voluntad”
Pese a todo, el ingeniero es enfático. “El plan ya está. Tiene respaldo técnico, fue validado por expertos internacionales y se basa en experiencias exitosas de países como China, Ecuador o España”, dijo. La estrategia es clara: retener el agua en la parte alta con reservorios, polders y forestación. El drenaje pluvial y las defensas ribereñas deben ser complementos, no soluciones aisladas.
Además, recuerda que el cambio climático ha convertido las sequías e inundaciones en una constante. “La agricultura de Piura, base de su economía, está en riesgo si seguimos dejando que el agua de lluvia se pierda en el mar. Piura es una aldea, hemos involucionado”, advierte Ruiz.
Finalmente, lanza un mensaje directo a los ciudadanos: “No se dejen engañar por obras sin visión estructural. Exijan a las autoridades que piensen a largo plazo. El futuro de Piura está en juego”, finaliza.