Hace unos días, el investigador peruano Antonio Quispe lanzó una advertencia en su cuenta de X que se volvió tendencia de inmediato: “Este verano el Perú enfrentará la peor ola de calor de su historia, desde que se lleva registro”. El mensaje se sustenta en las altas temperaturas que se vienen registrando en casi todo el país y en el récord histórico que hemos superado el 2023, cuando se reportó el año más caluroso en el mundo.
Pero el calor extremo ya había sido anunciado, con evidencia científica, en diversos estudios que señalan como causantes de esos cambios al calentamiento global. Recientemente, el informe sobre el estado del clima 2023, elaborado por científicos estadounidenses y publicado en la revista BioScience, advierte sobre el rápido aumento de las temperaturas y los impactos devastadores sobre la Tierra. Según la investigación, se ha observado una aceleración preocupante en el calentamiento global en los últimos años, lo que ha llevado a la comunidad científica a temer un colapso social mundial.
El estudio fue liderado por William J Ripple, profesor de Ecología del Departamento de Ecosistemas Forestales y Sociedad de la Universidad Estatal de Oregón y Christopher Wolf, investigador de ecosistemas terrestres en la misma universidad. El objetivo de la investigación es comunicar hechos climáticos y recomendaciones de políticas públicas a científicos, formuladores de políticas y al público en general.
Los investigadores señalan al calentamiento global antropogénico como el principal factor responsable de los extremos climáticos recientes. No solo se trata de sequías en varias partes del mundo, sino también de inundaciones en Europa, Estados Unidos y América Latina. Los impactos de la ola de calor también se sienten en la economía y la política. En esa línea, esas anomalías pueden volverse más frecuentes y tener impactos más catastróficos a medida que el sistema climático se aleja de las condiciones propicias para la vida humana, señalan los expertos.
El cambio climático está generando impactos significativos, como inundaciones en los Estados Unidos en 2022 y un aumento del 6.3% en la actividad de incendios forestales en ese país entre 2021 y 2022. Aunque a nivel mundial la superficie quemada disminuyó un 28%, se anticipa que los impactos climáticos se intensificarán en los próximos años.
Los efectos proyectados son tan graves que, entre 3.000 y 6.000 millones de personas, aproximadamente entre un tercio y la mitad de la población mundial, podrían enfrentarse a condiciones inhabilitantes a finales de este siglo. Estas condiciones incluyen temperaturas extremas, escasez de alimentos y tasas de mortalidad elevadas, según el informe.
La cruda realidad climática
Los autores de la investigación instan a la humanidad a cambiar su perspectiva sobre la emergencia climática, considerándola no solo como una cuestión ambiental aislada, sino como una amenaza sistémica y existencial. El calentamiento global, aunque devastador, es solo un aspecto de la creciente e interconectada crisis ambiental que enfrentamos, que incluye pérdida de biodiversidad, escasez de agua dulce y pandemias como la de la Covid-19.
Asimismo, Ripple y su equipo enfatizan en la urgencia de detener inmediatamente el uso de combustibles fósiles y evitar cualquier aumento adicional de 0,1°C en el calentamiento global futuro. “La atención se centra en abordar la cuestión subyacente del exceso ecológico para tener la mejor oportunidad de sobrevivir a los desafíos a largo plazo”, subrayó.
También enfatizaron sobre la importancia de detener el consumo de carbón, abogando por tratados internacionales para eliminar esta sustancia y otros combustibles fósiles. Además, se aborda la importancia de comprender y gestionar los circuitos de retroalimentación climática y se solicita un informe especial al Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
De igual modo, los científicos demostraron su preocupación por la seguridad alimentaria, la desnutrición, la necesidad de adaptación agrícola y la convergencia en el consumo de recursos y energía per cápita a nivel mundial para lograr la equidad.
Solo para poner un ejemplo: las muertes por calor en Inglaterra alcanzaron su pico en 2022, según la Oficina de Estadísticas Nacionales de ese país. En ese contexto de cambios ambientales en todo el mundo, algunos expertos consideran que este año podríamos superar el 1,5°C de calentamiento, lo que tanto se temía.
Si bien es cierto, las temperaturas medias diarias mundiales nunca superaron los 1,5 grados Celsius (°C) por encima de los niveles preindustriales antes del año 2000 y sólo ocasionalmente han superado esa cifra desde entonces. Sin embargo, el año pasado, se registraron 38 días con temperaturas globales superiores a 1,5 °C, rompiendo récords anteriores. La extensión mínima del hielo marino antártico fue 2,67 millones de km² menor que el promedio de 1991-2023. Además, se observó un aumento significativo en los incendios forestales en Canadá, lo que preocupa a toda la comunidad científica.
En el caso del Perú, el también estadístico Antonio Quispe indicó que el país no se encuentra preparado para afrontar la futura crisis climatológica. “Este verano está proyectado como el más caluroso que vamos a tener en Perú (…) si no estamos preparados para El Niño, mucho menos para enfrentar una ola de calor”, sostuvo. Asimismo, instó a las autoridades a tomar las medidas del caso y “tomar conciencia del riesgo y proteger a los más vulnerables”.
La recomendación es valiosa porque este año enfrentamos un Niño Global y Niño costero que podrían devastar aún más nuestro frágil territorio, debido a que no estamos preparados para desastres de ese tipo. A las lluvias pueden seguirle epidemias como el dengue, que solo el año pasado batió récord en Perú y en todo el mundo.