No terminaban de recuperarse de los rezagos de la crisis de la pandemia, cuando las playas de Talara, en Piura, fueron afectadas por un derrame de petróleo ocasionado por Petroperú, y luego llegó el maretazo que destruyó embarcaciones, hoteles y restaurantes. Ambos acontecimientos ocurrieron a puertas de un Año Nuevo que se había planificado con anterioridad y que había sido amenazado por la crisis hídrica que mantuvo a Piura en las primeras planas de los noticieros.
Ahora, después de la tormenta, en Máncora y otras playas piuranas, autoridades y empresarios buscan salir de la crisis y recuperar el crecimiento en el sector turismo. Javier Ruzo, un destacado artista y chef, reabrió Hotelier hace tres meses, después de haber permanecido cerrado por la pandemia. Su historia refleja, en parte, la historia de un balneario golpeado por la crisis sanitaria y los fenómenos naturales de este año, que con perseverancia y mucho trabajo resurgen de las cenizas.
Para Ruzo, la disminución en la llegada de turistas a Máncora ocurrió por varios factores, como la inestabilidad política en el país, la creciente inseguridad ciudadana, la falta de infraestructura pública (sobre todo carreteras) y de servicios básicos. Piura recién viene saliendo de una grave crisis hídrica que dejó a las principales ciudades sin agua potable.
Playa, sol y buena comida
En medio de la crisis, Javier Ruzo, propietario de Hotelier, reafirma su compromiso con la cocina local, honrando la tradición de su madre, Teresa Ocampo, una de las más destacadas cocineras peruanas. Ruzo destaca la riqueza de los productos marinos de la zona, como la conchapala y los callos de mariscos, y la importancia de utilizar ingredientes frescos y de calidad. La filosofía de Ruzo se centra en aprovechar los recursos locales, para crear platos únicos que reflejan la identidad cultural de Máncora y del Perú. Él cree que la tradición culinaria peruana es excepcional, y que hasta en el hogar más pobre se encuentra un buen plato. La diversidad de la cocina peruana, con influencias moriscas, africanas e italianas, la convierten en un tesoro invaluable.
En esa línea, Ruzo sostiene que, a pesar de los desafíos, Máncora tiene un gran potencial para recuperarse. Señala que la clave está en la inversión en infraestructura hotelera y servicios básicos. Menciona como ejemplo a Cancún, que en los años 60 era un lugar sin nada, pero con inversión se convirtió en un polo turístico. “Para lograrlo, es necesario que el estado convoque a empresas hoteleras y que ofrezca como contraparte agua, energía y desagüe las 24 horas”, indicó a Norte Sostenible.
Además dijo que es fundamental acabar con el caos de gestión que ha afectado a la región durante años, y ofrecer garantías de continuidad para las inversiones. También se necesita una visión a largo plazo, con una meta de duplicar el número de turistas en 10 años. Por ejemplo, contó, México recibe 55 millones de turistas al año gracias a sus inversiones en infraestructura.
La resiliencia como motor de cambio
La historia de Javier Ruzo, quien regresó a Máncora después de cinco años para remodelar su hotel, es un ejemplo de resiliencia y compromiso con la región. A pesar de que la pandemia destruyó un ambicioso proyecto de hotel cinco estrellas, Ruzo no se rinde y apuesta por el futuro de Máncora. Su filosofía se basa en la insistencia y la convicción de que los peruanos tienen la capacidad de resolver sus propios problemas. Su visión, inspirada en la contemplación del mar, refleja la esperanza de un futuro donde Máncora aproveche su potencial y resurja como un destino turístico de primer nivel.
El hotel de Javier Ruzo fue un proyecto que se vio afectado por la pandemia. Tenía planes de convertirlo en un alojamiento de cinco estrellas, pero la pandemia «nos cerró el financiamiento» y el proyecto se abandonó. Tras cinco años, Ruzo regresó a Máncora para remodelar su hotel. Su decisión de reabrir refleja su filosofía de «resistir y de existir”.
A pesar de las dificultades, Javier Ruzo se muestra optimista sobre el futuro de Máncora. Él cree que los peruanos tienen la capacidad de resolver sus problemas con mucho ingenio. Su historia es un ejemplo de resiliencia y compromiso con la región y demuestra que con inversión, visión y esfuerzo, Máncora puede salir de la crisis y recuperar su lugar como un destino turístico de primer nivel.
Foto de portada: Máncora, el famoso balneario del norte peruano, se reactiva y está listo para recibir a los visitantes. Foto: Ralph Zapata/ Norte Sostenible.