Norte Sostenible

Es verdadera la versión del viceministro de Pesca, Jesús Barrientos, acerca de que «si hoy no cuidamos el recurso, el próximo año no habrá nada que pescar»

La pesca del calamar gigante o pota se ha mantenido en el centro del debate nacional debido a las controversias sobre las cuotas de captura y la imposición de una veda, especialmente tras la fuerte recuperación del recurso evidenciada en 2025.

En este contexto, las declaraciones del viceministro de Pesca y Acuicultura, Jesús Barrientos, han sido sometidas a verificación en dos puntos cruciales: el registro del récord de desembarque mensual y la justificación técnica de las medidas de ordenamiento.

El análisis de las fuentes científicas proporcionadas por el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), así como la base biológica que sostiene la postura del Ministerio de la Producción (PRODUCE) frente a la veda reproductiva revela que es necesario adoptar medidas para evitar que el recurso se agote a largo plazo.

El viceministro de Pesca y Acuicultura, Jesús Barrientos, ha defendido consistentemente la veda argumentando que su levantamiento pondría en «peligro la pesquería del futuro más próximo del 2026» y que la industria podría «colapsar» el siguiente año si no se protege el desove. Esta postura ministerial es refrendada por la ciencia, que exige cautela, especialmente dado que la pota es un cefalópodo con un periodo de vida muy corto, de aproximadamente «un año, un poco más de un año», lo que hace que cada ciclo reproductivo sea vital para la supervivencia de la población.

El informe técnico de IMARPE, del 18 de setiembre de 2025, profundiza en el Patrón Reproductivo de la especie, proporcionando la justificación biológica esencial para el manejo de corto plazo. A través del análisis de los Índices Gonadosomático (IGS) y de la Glándula Nidamental (IGN), la entidad científica ha podido determinar un patrón cíclico de actividad reproductiva. Este análisis es crucial, ya que identifica no uno, sino dos periodos de desove diferenciados en aguas peruanas.

El informe destaca la existencia de un periodo de desove secundario en agosto, de menor intensidad y duración; pero lo que es más relevante para la veda es la identificación del «periodo de desove principal», el cual «inicia su intensificación durante octubre y que alcanza su máximo valor entre noviembre y perdura hasta enero«. Dado que la pesquería opera sobre una población que acaba de salir de condiciones desfavorables asociadas al evento El Niño 2023-2024, y que se encuentra en un proceso de reconstitución y crecimiento de su población, la protección de este desove principal es considerada imperante para garantizar que la nueva generación (cohorte) ingrese al stock, permitiendo la explotación futura y un aprovechamiento sostenible del recurso.

Con base en estos hallazgos biológicos, la Recomendación Específica de IMARPE es clara y taxativa. La conclusión del documento señala que, para coadyuvar al aprovechamiento sostenible del recurso, es «recomendable que se adopten medidas a fin de proteger el periodo de mayor actividad reproductiva», y que estas medidas deben procurar «no ejercer actividad extractiva sobre el stock durante la época de mayor desove». En términos concretos, el informe sugiere que para salvaguardar el desove principal identificado, las restricciones deberían «comprender un periodo de al menos 30 días calendario, entre el 15 de octubre al 15 de noviembre de 2025». Este plazo, que abarca el inicio de la intensificación reproductiva, busca garantizar que una parte significativa de la población logre desovar, protegiendo así la única generación que sostendrá la pesquería en el año 2026. De esta manera, la veda, más allá de la controversia socioeconómica, se erige como una medida técnica indispensable alineada con los criterios biológicos de sostenibilidad.

La pesquería del calamar gigante (pota) atraviesa un momento crítico de ordenamiento, a pesar de haber registrado un máximo histórico mensual de aproximadamente 130 mil toneladas en mayo de 2025. Sin embargo, el Ministerio de Pesca defiende la veda, argumentando que si no se cuidan los temas reproductivos, se pone «en peligro la pesquería del futuro más próximo del 2026». El informe técnico de IMARPE justifica esta medida recomendando que las medidas para el aprovechamiento sostenible del recurso comprendan un periodo de al menos 30 días calendario.

1 octubre, 2025