Por Marialejandra Puruguay, Directora del Programa Académico de Historia y Gestión Cultural en Universidad de Piura.
Las ciudades que habitamos son más que edificios y calles. Cada rincón y plaza alberga historias que forman parte de nuestra identidad y la forjan. Sin embargo, en la rutina diaria, olvidamos la riqueza histórica y cultural que nos rodea. Las intervenciones culturales actúan como un puente entre el pasado y el presente, recordándonos el valor de conocer y redescubrir la ciudad en la que vivimos.
Iniciativas desarrolladas teniendo como herramienta a la interpretación del patrimonio cultural no solo embellecen nuestros espacios públicos, sino que también los revitalizan, dándoles un nuevo significado y fortaleciendo los vínculos entre los ciudadanos y el territorio que habitan. Estas intervenciones nos invitan a pausar, mirar con nuevos ojos y conectar con los relatos que han dado forma a nuestro entorno. A través del arte y la creatividad, se nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestra herencia cultural y cómo esta sigue influyendo en nuestras vidas.
Por ejemplo, es posible utilizar las artes visuales y la tecnología para redescubrir edificios históricos, narrando historias que de otro modo podrían perderse en el tiempo. Estas intervenciones no solo educan, sino que también inspiran un sentido de pertenencia y orgullo en los ciudadanos. Nos recuerdan que nuestras ciudades no solo son un lugar donde vivimos y trabajamos, sino espacios cargados de significados.
En un momento en que muchas ciudades enfrentan la homogenización y la pérdida de identidad, las intervenciones culturales se erigen como un acto de resistencia ante el olvido. Nos muestran que el progreso no debe significar la destrucción del pasado, sino su integración en un futuro más consciente de nuestras raíces.